Defending civil and liberties rights

A propósito del Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial

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El 21 de marzo de 1960, la policía de Sharpeville, en Sudáfrica, abría fuego matando a 69 personas en una manifestación pacífica contra el apartheid. Seis años después, la Asamblea General de la ONU establecía el 21 de marzo como el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial e instaba a los Estados miembros a aumentar los esfuerzos para la eliminación de todas las formas de racismo.

Se ponía así el foco en la lucha contra este tipo de discriminación como una cuestión prioritaria para la comunidad internacional, siendo un fenómeno que va desde la negación de derechos y libertades de las personas hasta la instigación del odio que, como en el caso sudafricano, podía conducir al genocidio. Más de seis décadas después de aquel suceso que marcaría un punto de inflexión en la lucha contra el racismo, si bien hay cada vez una mayor concienciación social fruto del trabajo de movimientos y organizaciones sociales, queda un largo trabajo que hacer a nivel a nivel institucional.

Ejemplo del camino que queda por recorrer está la actual situación de Italia, donde hay una fuerte conmoción y debate sobre la política migratoria de la UE después de que un naufragio dejara al menos 75 personas migrantes fallecidas en la costa de Calabria. En el Estado español, en junio del año pasado, 23 personas morían al intentar cruzar la valla de Melilla. El lugar donde naces sigue determinando las posibilidades de disfrutar de los derechos humanos.

Luchar contra el racismo es luchar por los derechos humanos 

Hablar de discriminación racial implica necesariamente hablar de un racismo estructural que hunde sus raíces en un pasado de colonialismo y esclavitud, cuya idea de inferiorización humana se manifiesta hoy día en el ámbito laboral, el acceso a la vivienda, en los medios de comunicación, y en general, en todos los ámbitos de la sociedad. Con frecuencia, se tiende a trabajar sobre las consecuencias sociales de esta discriminación, es decir, aquellas manifestaciones de comportamientos individuales motivadas por la diferencia racial (encerrada esta en diferentes marcadores que van desde el color de piel, a la fe que se profesa, la vestimenta, etc.). Sin embargo, el racismo es también la forma en que políticas y prácticas institucionales reproducen desigualdad.

La concienciación social es fundamental para acabar con el racismo, pero no es enfocándose únicamente en el racismo de la sociedad que se logra. Las instituciones del Estado, las cuales deben velar por los derechos y libertades de todas las personas sin distinción de raza, acaban discriminando a través de diferentes políticas y prácticas.

Un ejemplo claro de ese racismo institucional y estructural lo expusimos en el Proyecto Roma, que analiza el sesgo hacia las personas gitanas dentro del sistema de justicia penal. Otra manifestación son las identificaciones policiales basadas en criterios etnicoraciales. En RIS llevamos años luchando por la erradicación de una práctica policial que se vale de la diferencia para dar un trato desigual a una sociedad heterogénea y que tiene graves consecuencias. El reconocimiento explícito de la existencia de esta práctica, el uso de formularios de parada o la recogida de datos desglosados en raza y etnia son algunas propuestas que desde RIS y la sociedad civil se lleva años demandando. 

En esa línea, hemos recomendado a diferentes administraciones el uso de los Análisis de Impacto sobre Igualdad Racial(REIA según sus siglas en inglés), una herramienta diseñada para minimizar las consecuencias discriminatorias no previstas derivadas de normas, políticas y prácticas, y encontrar soluciones que permitan ponerles remedio. Esta herramienta se puede emplear tanto en el proceso de formulación de esa norma o política, o posteriormente, permitiendo hacer una evaluación del impacto real. En nuestro país desde hace unos años se usan este tipo de herramientas para evitar desigualdades de género, hay que apostar también por aquellas que contribuyan a eliminar desigualdades raciales.

En el día de hoy, son frecuentes los pronunciamientos desde diferentes organismos y administraciones recalcando el compromiso contra el racismo. Una forma de hacer efectivo ese compromiso y demostrar la voluntad firme de querer acabar con toda forma de discriminación racial es escuchar las propuestas de las organizaciones que llevan años luchando contra ello. Esto pasa inevitablemente por revisar el rol que juegan las instituciones del Estado en ser parte del problema para convertirse en parte de la solución. En este texto se han mencionado varias propuestas para que el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial no quede reducido a una campaña en redes sociales.

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