No podemos negar la realidad que nos rodea. Aunque no queramos verlo, el racismo es un elemento fuertemente arraigado en la sociedad española, también en el Estado. Sus raíces son tan profundas que en muchos casos ni lo percibimos. Así lo expresó el Grupo de Expertos sobre Afrodescendientes de Naciones Unidas tras su visita a España en 2018.
Los datos también lo avalan. Un reciente informe del Consejo para la Eliminación de la Discriminación Racial o Étnica (CEDRE) ha puesto precisamente de manifiesto un incremento del racismo en todos los ámbitos de la vida, especialmente, en el acceso a la vivienda (un 31% de las personas encuestadas se han sentido discriminadas), educación (20%) y por parte de fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado (trato policial 19%).
A todo esto, se suma un nuevo reto. El espacio del racismo se está ampliando a nivel global. El auge de los partidos populistas con ideologías de extrema derecha y su entrada en las instituciones está poniendo a prueba el sistema de garantías de derechos humanos fundamentales de determinados sectores de la ciudadanía y a la propia democracia en su conjunto. Utilizan el miedo y el odio como ejes de su discurso, convirtiendo de este modo las narrativas sobre el “otro” como enemigo, en un recurso fácil y rentable electoralmente. Su objetivo es hacer avanzar una agenda propia basada en valores antidemocráticos que buscan privar de derechos a una parte de la población.
Estos partidos han encontrado en los discursos racistas y xenófobos un puntal sobre el que articular sus propuestas políticas, normalizando discursivamente el racismo, a través de las agresivas intervenciones de sus líderes políticos en las sedes parlamentarias, en las intervenciones públicas de los que ostentan responsabilidades institucionales, en lo que proyectan y recogen los medios de comunicación y en las redes sociales y, en consecuencia, incentivando que un mayor número de personas se sientan legitimadas para mostrar este tipo de opiniones y actitudes públicamente.
Es hora de que desde las instituciones y la sociedad aceptemos y digamos alto y claro que la discriminación racial -además de presente en la sociedad- está arraigada en las instituciones y que se deben redoblar los esfuerzos para erradicarla. Solo así podremos lograr la sociedad que todas queremos: solidaria, inclusiva y que en el fondo alberga la aspiración de llegar a ser auténticamente intercultural e igualitaria.
¿Qué son los Análisis de Impacto sobre Igualdad Racial? Y más importante, ¿qué tienen que ver en todo esto?
Los Análisis de Impacto sobre Igualdad Racial (AIIR) son un tipo de herramienta de innovación social que busca identificar los elementos discriminatorios y causantes de desigualdad en los procesos de toma de decisiones y proponer soluciones prácticas. Su objetivo es reducir, eliminar y prevenir el racismo institucional y las desigualdades a la vez que apoyar la equidad racial a través de medidas proactivas y preventivas.
Los elementos centrales de los AIIR son la identificación e implicación de los agentes sociales clave, la recogida y análisis de datos, el análisis de los posibles efectos adversos y la propuesta de alternativas que fomenten la igualdad racial. Su vocación es llegar a todos los niveles de toma de decisiones -ya sea en el ámbito público o privado y se refieran éstas a cuestiones normativas, a políticas, prácticas, decisiones o incluso a temas presupuestarios- a través de una aplicación transversal de manera similar a los análisis de impacto de género.
La ONG española de defensa de los derechos humanos y las libertades fundamentales Rights International Spain (RIS) ha desarrollado durante este año un proyecto pionero financiado por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos para promover la implantación en España de esta herramienta. Para ello, ha contado con la participación activa de diez organizaciones y colectivos afrodescendientes y antirracistas del territorio español: Afrogalegas, Afromurcia en Movimiento, Asociación de Juristas Afroeuropeos, Biznegra, Comunidad Negra Africana y Afrodescendiente en España, Equipo de Implementación del Decenio Afrodescendiente en España, Federación Unión Africana de España, Red de Hondureñas Migradas, SOS Racismo Galicia y SOS Racismo Madrid.
Consideramos que esta herramienta está destinada a jugar un papel central en la lucha contra la discriminación racial y por ello le hemos pedido a los grupos parlamentarios que adopten los Análisis de Impacto sobre Igualdad Racial (AIIR) de manera transversal en todos los procesos de toma de decisiones como medida para luchar de manera efectiva contra el racismo en las instituciones. Además, recalcamos la importancia de introducir la recogida de datos desagregados sobre raza y etnia de carácter general, así como para poder determinar el impacto concreto de normas, políticas y prácticas. Asimismo, la necesidad de introducir la consulta a grupos vulnerables e invisiblizados como las minorías étnicas o raciales, y aumentar su presencia institucional y en puestos de responsabilidad de la administración.
Las organizaciones sociales toman el liderazgo
Ante la falta de reconocimiento por parte de las instituciones de que la discriminación y, en concreto el racismo, se encuentra enraizada en las instituciones además de en la sociedad, desde las organizaciones sociales se ha querido dar un paso más allá en la lucha contra la discriminación racial a través de la adaptación y apropiación de los AIIR. Este proceso ha culminado con la creación del Cuestionario de Estudio y Diagnóstico sobre Igualdad Racial en España (EDIRE): una auténtica guía destinada a que los agentes sociales -sin importar su tamaño o área de especialización- puedan analizar en profundidad los posibles efectos desiguales de aquellas normas, políticas o prácticas que consideran tienen el potencial de producir efectos discriminatorios por motivos raciales.
Sin embargo, aunque desde las organizaciones sociales se haya decidido tomar el liderazgo, insistimos en que los AIIR deben de adoptarse de manera transversal en todos los procesos de toma de decisiones como medida para luchar de manera efectiva contra el racismo en las instituciones.
Este artículo se publicó originalmente en Liberties